viernes, 1 de agosto de 2008

Ideas sueltas y Campus Party




Me estoy convirtiendo en una especie de "catador de eventos", suelo probar un poco de cada uno, aunque no llego a involucrarme tanto como para verlos empezar y concluir. Esta semana tocó la Campus Party de Valencia, estuve sólo un día, el martes por allí y, además, de las grandes cifras que se dan en la prensa, os diré que impresiona mucho darse una vuelta por esa feria. La concentración de: talento, juventud, ganas de compartir, de formación al alcance de los asistentes y la sorpresa en cada esquina, hacen de este evento año a año, un referente internacional.

Sin embargo este no fue el único impacto relacionado con las nuevas tecnologías que he tenido esta semana. Empecé y terminé un libro del que había oído hablar mucho, su título es "La Ballena y el reactor. Una búsqueda de los límites en la era de la alta tecnología". Su autor es Langdon Winner, un profesor de Ciencias Políticas en Nueva York que se ha especializado en las cuestiones políticas y sociales que rodean los cambios tecnológicos modernos. En ese libro del que supe por mi amigo Rafa Casado de fiap, hay un capítulo, el número 6, titulado "Mitoinformación" en el que Winner cuestiona muchos de los conceptos optimistas que utilizamos habitualmente sobre la nueva sociedad tecnológica y los califica de "cuasi religiosa convicción". Cuestiona que las nuevas tecnologías vayan a igualar más la sociedad o a fortalecer la democracia o a transferir poder al pueblo desde donde hoy se encuentra concentrado. Cuestiona el razonamiento: información = conocimiento = poder = más democracia. Me es difícil en poco espacio explicar sus puntos de vista, pero sí que resaltaré uno que me llamó más la atención y con el que estoy de acuerdo casi sin fisuras. Voy a copiar el texto literalmente para no interpretar. "Más información no significa más poder ya que aquí se confunde el abastecimiento de la información en si con una habilidad disciplinada para obtener conocimiento y actuar de manera efectiva sobre la base de ese conocimiento"...."Si los problemas de educación deficiente fuesen una cuestión solo de suministro de información la mejor política sería, entonces, aumentar el número de bibliotecas....sin embargo, los entusiastas de la informática no se caracterizan por sus llamadas a aumentar el apoyo a los colegios y la educación" Y la importante reflexión sobre el poder: "Con información se puede saber exactamente qué hacer , pero hace falta con qué actuar. De las muchas condiciones que afectan al fenómeno del poder, el conocimiento es solo una y de ningún modo la más importante". En esta línea sigue la crítica a usar el término "revolución" a los cambios que están produciendo las tecnologías y también califica de "patética" a la fe en que los ordenadores harán más igual a la sociedad. En suma un interesante y razonado análisis crítico que contrasta con nuestro habitual optimismo acrítico. Al menos merece la pena leerlo y pensar en ello.

El tercer impacto de esta semana ha venido de leer hoy el último número de la revista Telos de Fundación Telefónica. En ella me ha interesado el artículo de Fernando Saenz Vacas, un profesor y pensador de la Escuela de Ingenieros de Telecomunicación de Madrid que pasa por ser una persona "profunda, crítica y atípica" y, por tanto, "única y original" en ese entorno ordenado y tan aquiescente como suele ser una escuela de ingenieros en dónde en general todo el mundo suele aceptar que se está allí para aprender a aplicar la tecnología, no para cuestionarla. Saenz Vacas en su artículo considera que: " la tecnología densifica el tiempo", es decir, que la tecnología hace que todos los procesos y las actividades se aceleren. Esto puede ser bueno desde el punto de vista económico, ya que tiene que ver con la eficiencia y la productividad sin embargo a escala humana tiene una crítica: "El tiempo denso, característico de la tecnología produce acciones en tiempo corto, lo que en términos humanos suele traducirse en superficialidad e irreflexión". A veces yo tengo esa sensación con los blog que leo y con el mío propio. El corto espacio de tiempo entre lo visto y lo contado, lo reducido del espacio para contarlo (cada vez más reducido pues si te extiendes no te lee nadie) hacen que lo profundo no tenga apenas cabida a menos que seas un mago del pensamiento y de la palabra.

En resumen una semana rica con una experiencia real de primera mano, la Campus, con la reflexión de un crítico, Winner, y con la sabiduría de un pensador cercano que nos reprocha que no hay sitio en estos medios de la web 2.0 para al reflexión profunda.

Quiero cerrar ya que mañana me voy de vacaciones con una reflexión sobre el privilegio y la ventaja, unos conceptos que alguien ha relacionado esta mañana hablando de una película. Todos los que vivimos en un país como España y en una época como ésta tenemos el privilegio de contar con un nivel de riqueza, de formación y de tecnología como ninguna generación anterior y como la mayor parte de la Humanidad. Sin embargo, tener de todo, tener tanto, acceder a tanto es un privilegio que puede o no transformarse en una ventaja. A veces tener tanto y no apreciarlo se convierte en una desventaja pues elimina el impulso y las ganas de luchar. Los participantes en la Campus eran unos privilegiados pero algunos convertían eso en una ventaja para su país, para ellos y para el resto y otros solo llenaban sus horas de ocio y no obtenían ventaja alguna. Es siempre una cuestión de talento y de carácter. El reto es siempe convertir privilegios en ventajas, y es un reto para padres, para profesores, para empresarios y para toda la sociedad. Es una buena guía de actuación preguntarse si uno está realizando esa conversión cuando se cuenta con la oportunidad de disfrutar de cosas o momentos que otros no tienen.

Hasta la vuelta a los que me seguís en algún momento y gracias por pasar por aquí.

1 comentario:

M. Luz Congosto dijo...

Voy a ver si me hago con una suscripción de TELOS. Seguro que el artículo de Fernando Saenz Vacas está muy interesante. Como bien dices, Fernando es único.
Ya regresé de las vacaciones, cuando quieras retomamos lo que teníamos pendiente