
Leyendo estos días un librito de Alianza Editorial titulado "Cuestiones curiosas de ciencia" encontré una reflexión sobre la evolución que me hizo pensar en cómo han de adaptarse realmente las organizaciones a los grandes cambios. En esa reflexión decía que no hay nada que obligue a un ser a adaptarse, que el regitro fósil demuestra que la extinción representa una respuesta muy natural (y muy común) a los grandes cambios, el 99% de las especies que han existido se extinguió. Las especies no evolucionan por necesidad o con un fin, eso es un error científico que se llama teleología y que está en la base de deficientes teorías científicas como el creacionismo. La realidad es que las especies evolucionan porque en medio de un cambio rápido, tienen la suerte de que en sus poblaciones hay organismos con variantes de rasgos que ofrecen alguna ventaja reproductiva en ese entorno cambiante. Creo que la historia que ilustra esto más claramente es la de las mariposas blancas de la zona de Manchester, las Biston Betularia, y cómo su población, que contenía al principio un porcentaje muy pequeño de variedades grises, en pocos años, durante la revolución industrial, cuyo humo agrisaba las cortezas de los abedules y que hacía que, por primera vez las blancas pasaran a ser vistas por los pájaros con facilidad y las grises no, éstas últimas pasaron a convertirse en casi el 99% de la especie.
Es decir, si hay grandes cambios, modelos de negocios que se vienen abajo y que fundamentaban una empresa, nuevas tecnologías que afectan a la fuente principal de los ingresos, o cataclismos similares, las empresas pueden extinguirse o bien confiar en la diversidad interna, en que dentro de ellas exista algún área suficientemente adaptada a los nuevos tiempos y entornos como para volver a recrear la empresa desde esa fortaleza. Gran parte del resto de la empresa inicial se extinguirá, pero sobre esa "variedad genética", que por azar se adapta bien a ese cambio, y que la empresa tenía en su interior, gracias a ese grupo de personas y de habilidades, se puede cambiar, e incluso obtener una ventaja competiva sobre los demás. Lo que resulte será otra empresa radicalmente diferente pero con la misma marca.
Por eso es importante en las organizaciones dejar que existan áreas que tengan su propia vida, que busquen caminos nuevos, que innoven en productos y también en modos de organizarse, que contengan perfiles de personas diferentes. Tener un solo perfil en una empresa, un solo tipo de empleado, aunque sea un perfil bien formado en escuelas de negocio, es un seguro de extinción si vienen mal dadas.
La teoría de la evolución sí que tienen buenas lecciones pero hay que saber entenderla bien.
Es otro consejo de la Dirección General del Pensamiento