
Por tanto parece adecuado preguntarse hoy por qué se unen tantos usuarios a una red social para comprenderlas mejor. Por suerte esta semana la red de personas que sigo y con la que participo en Twitter han sido muy generosas en enlaces de este tipo de reflexiones y quiero utilizarlas aquí. El primero se refiere a la soledad. Nos unimos a estas redes para no ser invisibles. En palabras de este artículo (El fin de la soledad de William Deresiewicz, en inglés):
¿Qué quiere el yo contemporáneo? La cámara ha creado una cultura de la celebridad, los ordenadores, de conectividad. Cuando la web ha permitido la convergencia entre ambas y las redes sociales han extendido la interconectividad, las dos culturas se han unido: La celebridad y la conectividad son formas de ser conocidos. Y eso es lo que quiere el ser contemporáneo: ser visible. Ante millones o como mínimo, cientos, como en Twitter o Facebook. Esa es la calidad que nos valida, la forma en que nos convertimos en reales para nosotros mismos — siendo vistos por los demás. El gran terror contemporáneo es el anonimato.
Dolors Reig que recoge este artículo en su blog nos da una reflexión con mayor profundidad: puede que en el caso de los adolescentes el uso de las redes sociales sea tan irreflexiva como dice el autor pero las redes constituidas por adultos, que no paran de crecer y de actualizarse, comienzan a encontrar usos sociales relevantes, en especial en el ámbito profesional y de aprendizaje.
En el blog de Loretahur un artículo da un paso más y habla de la economía de las relaciones, otra de las razones de su éxito. Las redes sociales son un modo rápido y barato de mantener el contacto con las personas. Sin embargo, aparece la pregunta ¿con cuantas personas podemos mantener el contacto?. En nuestra vida antes de Internet este contacto periódico reducían a unas decenas. Ahora es fácil tener cientos e incluso miles de contactos en una red. ¿qué hay de realidad en ello?. En el artículo se cita el número de Dumbar, con este texto:
"En 1992, Robin Dunbar, un antropólogo británico especializado en el comportamiento de los primates, llegó a la conclusión de que el poder cognitivo del cerebro limita el tamaño de la red social estable que un individuo puede establecer. Extrapolando los tamaños del cerebro y las redes sociales de los monos, Dunbar sugirió que el ser humano puede tener redes estables de alrededor de 148 contactos. Redondeado a 150, esto se conoce como “el número de Dunbar“.
En el artículo en español de la Wikipedia sobre este número singular se lee:
"Dunbar teorizó que un grupo con un tamaño de 150 personas debía tener un incentivo muy alto para mantenerse juntos. Para que un grupo de este tamaño posea esa cohesión, Dunbar especuló que por lo menos un 42% del tiempo del grupo se debía dedicar a la socialización".
La pregunta será ¿cómo nos comportamos en estas redes sociales de miles de individuos? ¿aparece allí esté límite del que habla Dunbar? ¿Dedicamos tanto tiempo a ser sociables? ¿Alguien lo ha medido?. La respuesta es que sí y este es el tercer artículo sobre este tema.
Aquí entra el tercer artículo al que voy a hacer referencia. Este magnífico artículo (en inglés) de Bernardo A. Huberman, Daniel M. Romero y Fang Wu analiza la relación entre contactos en una red y comunicación entre ellos, es decir, con cuántos se puede decir que uno tiene una relación activa. Para este análisis tomaron como ejemplo de red social a Twitter y sobre ella midieron. En esta primera figura puede verse, para los miles de usuaros analizados, la relación entre número de seguidores y de comunicaciones entre ellos
Se puede ver que aunque el número de posts, de comunicaciones, aumenta con el número de seguidores (followers), lo hace hasta un punto en que satura, de modo que no se puede decir que los que tienen un mayor número se seguidores sean los que más post envían. Sin embargo, si definimos como "amigos" a aquellos de la red con los que se tienen al menos dos comunicaciones, dos post, la relación entre post y amigos no satura, a más amigos, obviamente más trabajo de comunicación, y eso por limitaciones de tiempo y de atención tiene que tener un límite, que está en unos 3200.

Esto indica que para medir la actividad de una persona en una red social, su número de amigos es mejor indicador que su número de contactos o de seguidores. Si ahora medimos en muchos usuarios de Twitter el número de amigos (con los que intercambian, al menos dos mensajes) y los dividimos por el número de seguidores nos dará un número menor que 1, también se podría expresar en porcentaje, el porcentaje de amigos que uno tiene entre los seguidores. Eso se ha medido y el resultado es que el promedio fue de 0,13, es decir un 13% de los seguidores es amigo o se es activo con él. Es decir aunque se declare que se sigue o nos sigue a mucha gente en Twitter, se es activo en solo un pequeño porcentaje, menor del 15%.
El artículo explora más relaciones entre amigos, frecuencia de los post y seguidores, que no voy a recoger aquí para no alargarme, pero concluye que todas las expectativas disparadas (recordemos lo que decíamos al principio de la burbuja que se está formando alrededor de las redes sociales) sobre las capacidades de las redes sociales para hacer marketing viral, formar movimiento sociales y propagar ideas, han de atemperarse un poco a la luz de los resultados ya que conviven a la vez unas redes visibles, muy densas de seguidores y seguidos, pero que contienen debajo redes menos densas, y más parecidas a las redes de siempre, formada por las personas con las que se tienen un contacto más frecuente ("los amigos" en terminología del estudio) y esta es la red activa. En suma, hay que buscar la verdadera red activa, la red escondida, por debajo de la red aparente de enmarañadas y complejas conexiones. Eso da a la red social su verdadero valor, la interacción entre sus miembros.
Seguro que habrá más reflexiones en el futuro sobre este tema tan importante, pero queden estas tres como una buena aportación de la semana a comprender unas redes que llevan menos de cinco años entre nosotros y que ya parecen imprescindibles.
Además, las he encontrado en Twitter
Para acabar y por si alguno todavía tiene duda sobre las redes sociales, este es un video divulgativo (doblado al español)