martes, 2 de diciembre de 2008

Tras el invierno SIEMPRE viene la primavera. También en la economía


La verdad es que veo que vengo casi menos a escribir a mi blog que a mi gimnasio, y ya es decir. Leo diariamente a otros y me formo pero hasta que no tengo algo relevante que contar no me entran ganas de volver. Hay demasiado ruido para añadir más. Hoy, sin embargo, era uno de esos días en que merece escribir. Al poner la radio esta mañana una sobre dosis de malas noticias relacionadas con la crisis me ha puesto el cuerpo a tono y la mágica cifra de los 3 millones de parados que se ha anunciado hoy nos retrotraía a 1996 (en otra crisis) en que se llegó a esa misma cuota. La diferencia para mi, es que yo en 1996 estaba muy ocupado criando dos niños pequeños y no tenía ni fuerza ni oídos para la crisis y me la perdí en sus detalles, y hoy que ya son más mayores y que yo puedo ser pasto de EREs, despidos y otros avatares, no parece que tenga escapatoria y la estoy viviendo con toda intensidad.

Como en toda crisis hay siempre un peligro máximo oculto y amenazador en la sombra. En algunas épocas ese peligro ha sido el estallido de una guerra y en este caso es el colapso del sistema. Se nota una contención en todas las declaraciones, un contener la respiración cada vez que un banco muestra sus problemas. Por otra parte las grandes compañías (automovilísticas, inmobiliarias, manufactureras, etc) que están soportando lo peor de la crisis de confianza, tienen el potencial de derrumbarse en cadena y arrastrar parte del sistema financiero con ellos. Así que ahí están los gobiernos poniendo diariamente puntales en el edificio (como es su deber) a ver si aguanta hasta que pase la parte baja de la ola. Todos sabemos, como una ley natural, y porque es una constante histórica que figura hasta en la Biblia, que siempre ha habido años de "vacas flacas" y de "vacas gordas" (recordad los sueños de José) y, por tanto, todos sabemos que de todo hoyo se sale. Algunos más magullados que otros pero al final, siempre hay una primavera, el invierno se va, desaparecen los fríos y las flores vuelven a brotar. Sin embargo, este tiempo de invierno, de recogimiento y de tiritar, ha de servir para algo y yo creo que como todas las crisis nos debe servir para aprender más de nuestro entorno, para conocernos mejor.

Una cosa que se aprende enseguida en esta crisis es que al revés de lo que pensábamos el mundo no se mueve por el petróleo, de hecho el petróleo que era la estrella de las portadas hace unos meses ha dejado de importar y su precio se ha dividido casi por 3. El mundo en que vivimos se mueve por el dinero, esa es la gasolina de todo esto, y en este punto me gustaría saber si todos vosotros tenéis claro qué es el dinero. No son las monedas que lleváis en el bolsillo. En realidad es todo un modelo, una red de acuerdos, en el que los bancos son su principal generador y nosotros, los endeudados, el principal garante. De acuerdo que los poderes públicos también juegan como creadores de reglas del juego y como vigilantes de su cumplimiento, pero creedme es nuestro trabajo y nuestra fe en el futuro la que sostiene todo esto, que lleva siglos funcionando así. Todo se sostiene en algo tan intangible como la CONFIANZA. Al igual que el mundo tiene al amor como el motor de su ilusión y de su optimismo, el sistema financiero se basa en algo tan interpersonal y tan emocional como la confianza. Esto hace que el mundo sea más peligroso, más impredecible que lo que pensamos, pero a la vez más humano. Menos racional de lo que pensamos y más emocional,algo que, por otra parte, es un descubrimiento sistemático de la psicología, tanto individual como social.

Creo que este sistema generador del dinero es tan complejo que te lo tienen que explicar varias veces para que lo entiendas, e incluso es mejor si te lo explican despacio y con dibujos animados, y pese a esto tendréis que ir adelante y atrás varias veces para entenderlo bien. Esta explicación la he encontrado hoy en este magnífico post en el que hay un vídeo de 47 minutos que no os debéis perder. Reservad ese tiempo en un momento relajado y ved el vídeo. No saldréis más ricos de la experiencia, pero sí más sabios, y vereis el mundo con el realismo con que hay que verlo. Con su fortaleza y su fragilidad.
Tras haberlo visto, lo que me sugiere es que lo que necesitamos es optimismo, más que dinero. Urge una dosis de ejemplos positivos; de gente que cree empresas en medio de la crisis y lo cuente; de nuevas ideas que dan frutos; de empresarios que aguantan el temporal con cargo a sus reservas y que esperan las vacas gordas sin dañar aún más el sistema que les hizo vivir esa anterior etapa de crecimiento. Urge eso pues el sistema es extremadamente sensible al ánimo. No hay otra salida, ahora que lo entiendo mejor todo, estoy convencido que hay que tener fe y pensar que HAY FUTURO. Porque lo ha habido siempre después de cada catástrofe: Lo hubo incluso después de las Guerras Mundiales, con todos sus muertos y su dosis de horror, lo importante es salir vivos de ésta y con optimismo. HAY FUTURO y hay que invertir en él. Alejémonos de los tristes, de los que tienen la última mala noticia para contar, de los de los rumores, de los que saben algo de buena fuente, cerremos incluso los ojos a los periódicos y los medios de comunicación, si no nos ayudan a esto. Nuestra fe es la única herramienta eficaz para superar esta situación. Tal vez el mundo sea después muy diferente y haya más chinos y menos americanos en el poder del mundo, pero habrá un futuro, diferente y tal vez incluso mejor, quien sabe.

6 comentarios:

Mila dijo...

Muy buena reflexión... saludos

José de la Peña dijo...

Me encanta tu blog "Andar Lento", siempre que lo leo me da paz. Gracias por venir

Mila dijo...

gracias san do pen. Yo tb visito el tuyo muy amenudo me gustan tus largas reflexiones... :))

Dioni F. Nespral dijo...

Excepcional. Me parece especialmente indicado para estos momentos.

La reflexión es que debemos entregarnos a nuestra vida, nuestras emociones e intentar transformar nuestras necesidades económicas en situaciones llevaderas para que no tengamos que vivir pendientes de eso que se llama dinero. Eso sí, es complicado, pero al menos, intentemos disfrutar de lo que no necesita precio: las personas que tenemos cerca.

Tienes que publicar un libro, uno nuevo, algo diferente. Piénsalo.

Rafael Martínez dijo...

Pues si que está bien expresado y con claridad. Realmente me dirijo a Dioni F. Nespral, que recomendó este post vía Twitter.

Esa confianza ¿dónde ha ido a parar?. Cuando vuelva la confianza lo que hay que hacer es que nadie vuelva a traicionarla. Y mientras vuelve, por supuesto, vamos a intentar crecer, en lugar de refugiarnos.

Anónimo dijo...

I enjoyed reading your blog. Keep it that way. yaqpbriasiohlsqu