martes, 3 de febrero de 2009

Desde hoy, mi cuento favorito sobre la crisis


Lo he leído esta mañana en el twitter de Yoriento y ya lo he adoptado como uno de mis cuentos favoritos para definir cómo comportarse en una crisis. Lo voy a copiar a continuación de su fuente original:

Había una vez una persona que vivía al lado de una carretera donde vendía unas ricas albóndigas con pan. Estaba muy ocupado y por lo tanto no oía radio, no leía los periódicos ni veía la televisión.

Alquiló un trozo de terreno, colocó una gran valla y anunció su mercancía gritando a todo pulmón:

'Compren deliciosas albóndigas calientes'.

Y la gente se las compraba. Aumentó la adquisición de pan y carne. Alquiló un terreno más grande para poder ocuparse de su negocio, y trabajó tanto que dispuso que su hijo dejara la Universidad donde estudiaba Empresariales a fin de que le ayudara. Sin embargo, ocurrió algo muy importante; su hijo le dijo:

"Viejo, ¿tú no escuchas la radio, ni lees los periódicos, ni ves la televisión...?. Estamos sufriendo una grave crisis. ¡La situación es realmente mala; peor no podría estar!".

El padre pensó: 'Mi hijo estudia en la Universidad, lee los diarios, ve televisión y escucha la radio. Debe saber mejor que yo lo que está pasando...'

Y se puso a recortar sus costes. Compró entonces menos pan y menos carne. Quitó la valla anunciadora, dejo el alquiler del terreno con el fin de eliminar los gastos y ya no anunció sus ricas albóndigas con pan. Y las ventas fueron disminuyendo cada día más.

"Tenías razón hijo mío", le dijo al muchacho. "Verdaderamente estamos sufriendo una gran crisis".

MORALEJA

No sigamos hablando de crisis. Hablemos sólo de hacer buenos negocios, buenos trabajos y buenas tareas.
Si nos programamos para fracasar, fracasaremos. Si nos mentalizamos para ganar, ganaremos. Es una simple elección personal.


"Para ser exitoso no tienes que hacer cosas extraordinarias. Haz cosas ordinarias, extraordinariamente bien"


¡¡¡¡ Genial !!!!!

13 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Estas mierdas os enseñan en los másters esos?

José de la Peña dijo...

Que mala suerte tengo, con la poca gente que pasa por el blog y que tengas que ser tú de nuevo un día y otro. Seguro que hya lugares de la red que te haran más feliz. Si quieres te doy hasta las direcciones

Anónimo dijo...

Para nada estoy de acuerdo con el primer comentarista. A mí me parece un cuento muy bien tirado, o cambiamos de actitud TODOS o nos come la miseria, desde luego papá ESTADO no va a solucionar nuestros problemas y menos con el desgobierno actual.

Anónimo dijo...

Simple pero cierto. Los momentos de crisis son momentos de oportunidades.

Anónimo dijo...

AMÉN

Yoriento.com dijo...

"A la oficina de empleo acude un joven de 19 años que nunca ha buscado empleo, ni ganas que tenía, y exclama: es que he venido a apuntarme porque como hay crisis..."

La última frase además de excepcional es aplicable¡ Ay, si nos dedicáramos más a lo ordinario en lugar de soñar con lo extraordinario ;-)

Anónimo dijo...

A mí este cuento me hace gracia, pero me parece ingenuo.
A ver, en Espagna se ha construído sin orden ni concierto, para especular. Yo, personalmente, me alegro de que por fin haya estallado la burbuja inmobiliaria, y se hayan puesto las cosas en su sitio. Según este cuento, ?qué deberían hacer los constructores que se han estado forrando?
?Construír más? Pues menos mal que ya no pueden vender sus stocks de viviendas, y su codicia ha roto el saco. Yo me alegro.
GIRASOL.

José de la Peña dijo...

Girasol, el cuento habla de una persona que hace algo que es deseado y comprado por los demás, sus albóndigas y que además son más demandadas cada vez. Es evidente que eso no ocurre con las viviendas. Por eso la analogía que haces no coincide con el fondo del cuento. El cuento habla de ser positivo cuando lo que haces tiene valor, de futuro y de esperanza aunque el entorno no sea así. Habla de actitudes ante un entorno oscuro. Es evidente que algín día habrá uan salida y será antes si hay ilusión y esperanza. El miedo paraliza, por eso hay que aislarse algo del entorno si este no te ha alcanzado. Así lo veo yo

Anónimo dijo...

Sí, pero pienso que el cuento no es aplicable a la crisis real. En la crisis actual seguro que muchas empresas que han producido y producen algo deseable, y lo venden a un precio no usurero, se salvan. De hecho, algunas empresarios dicen eso, que ellos no se ven afectados por la crisis.
Girasol.

Anónimo dijo...

Excelente. Al final siempre es lo mismo. La sencillez y las cosas bien hechas. El problema es cuando tu contexto no lo ve igual. Y las relaciones económicas primero son sociales. Pero, sin duda, al menos es un pensamiento que debemos intentar mantener vivo.
Me gusta tu blog, lo he conocido gracias a tu comentario en el de Red.es.
Un saludo!

Unknown dijo...

El hombre este de las albóndigas parece haber sucumbido a una especie de "anorexia empresarial": lo mismo que un anoréxico percibe todos los alimentos como fuente de obesidad y los reduce más y más hasta morir, éste empresario parece ver en todos sus gastos un carácter superfluo e innecesario, que en tiempos de crisis reduce más y más hasta la muerte de la empresa. En un ejemplo más real, posiblemente no hubiera sido tan drástico en sus recortes, pero sí que tal vez eliminaría las inversiones en "I+D". O sea, para cocinar otras variedades de salsas y carnes, con el fin de dárselas a probar a la gente y ver cuales son sus preferidas, para así ampliar oferta. Este tipo de inversiones no generan beneficios inmediatos, pero a la larga pueden ser vitales para la supervivencia de la empresa. Porque tal vez tarde o temprano podrían aparecer imitadores de las albóndigas y "comerle" parte del mercado, o incluso acabar con su negocio, cosa que podría evitar si diversifica la oferta.
Por cierto, esta historia de las albóndigas me ha hecho recordar una caso real, referido en el libro "Freakonomics", de un tal Paul Feldman, que, tras trabajar veinte años para la marina estadounidense en Washington, se dedicó a la venta de rosquillas - con bastante éxito - a las oficinas de la zona. Todo empezó con su constumbre de regalar a sus colaboradores una caja de rosquillas hechas por él mismo, como recompensa cada vez que conseguían un nuevo contrato de investigación. Las rosquillas tenían un éxito tremendo, y eso le llevó con el tiempo a dejar su trabajo de ejecutivo y dedicarse a las rosquillas. Los autores del libro usan el ejemplo para hablar de los delitos de cuello blanco, pero eso es otra historia...

Anónimo dijo...

yo digo si les gusta para que pierden tiempo en mirarlo siquiera. Hay gente como Jose Peña que tiene la virtud de poder ver lo positivodentro de lo negativo. Y de eso se trata el cuento de seguir adelante y de no bajar los brazos. Siempre hay una salida' siempre. El cuento lo conozco hace muchos años lo habia perdido y me puse muy contenta de poder hallarlo nuevamente. Gracias. Jose te deseo lo mejor..

Anónimo dijo...

Esperaba encontrar otra cosa, un cuento más afín a la realidad, que no omitiera a los chorizos y la mierda de sistema de consumismo donde cada vez se expande más el abismo entre riqueza y pobreza. Pero según tú, vamos, quise decir, según tu cuento favorito sobre la crisis, la culpa de la crisis encima la tiene uno que vende albóndigas con pan que tras advertencias ha elegido ser austero por las alarmas recibidas. Por supuesto, el tío de las albóndigas tiene la culpa, a quién se le ocurre quitar el cartel!!! en fin, los borregos ciegos y sordos existen y desde luego tú eres uno de ellos