miércoles, 25 de febrero de 2009

Hoy me pide el cuerpo greguerias


Tengo unos días tan confusos y tan ajetreados que no tengo las ideas quietas y no las puedo plasmar. Quiero escribir sobre educación, sobre tecnologías y futuro, sobre lo que habría que aprender para afrontar el futuro, pero nada de eso me sale ahora, espero que me calme y cristalice en los próximos días en forma de entradas a este blog que tanto me gusta alimentar cuando tengo algo que decir que merezca la pena. Hoy he vuelto a mi vicio diario del Twitter y revisar todo el día y los enlaces sugeridos por mi grupo y me ha llevado casi dos horas. Por eso el cuerpo me pedía inteligencia tranquila, ingenio y he pensado en copiar greguerias de Gómez de la Serna que se ajustaran a mis experiencias de estos días.

Disfrutadlas todos aquellos que tengais la bondad de pasar por estos pagos.

A las gentes les gusta recibir una invitación para días próximos porque así parece que tienen ya un derecho adquirido sobre el porvenir.

En las grandes solemnidades llenas de personajes parece que hay algunos repetidos.

Conferencia: la más larga despedida que se conoce.

El que sabe dormir es el que se entremete la almohada entre el hombro y la mandíbula como si fuese el violín de los sueños.

Los presos a través de la reja ven la libertad a la parrilla.

La muerte es hereditaria

Son más largas las calles de noche que de día.

Los tubos fluorescentes padecen de epilepsia.

Los recuerdos encogen como las camisetas

La manera de curarse el corazón es ahorrando presentimientos

Si te conoces demasiado a ti mismo, dejarás de saludarte.

La Q es un gato que perdió la cabeza.


y muchos más en esta dirección, gracias por recopilarlos.

Ya me siento más tranquilo, me voy a dormir. Hasta la próxima.
Nota. A propósito, aunque no os lo parezca, la pintura del principio de esta entrada es de la etapa cubista del pintor mexicano Diego Rivera, su retrato de Ramón G. de la Serna de 1915

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