Creo que no hay momentos mejores en el día que los que me quedan para ir avanzando noche a noche en esta tarea. Un libro, como cualquier otra obra de creación tienen esa magia de sacar de la chistera de la nada un conejo nuevo con el que asombrar. Hace años escribí otro libro de divulgación y todavía lo recuerdo como una de las etapas más estresantes y más bonitas de mi vida. El trabajo de poner todo en orden, junto a la incertidumbre de si vería finalmente la luz y la excitación de la creación.
Escribir un libro te ayuda a entender lo que cuentas. Si no estás sumergido en la historia hasta que te empape, no puedes escribirlo porque no sabrías contar sus matices. Tienes que ser como un iceberg entre lo que cuentas y lo que sabes. Me gusta sobre todo la etapa de documentación que es larga y sorprendente, donde encuentras lo que no buscas y lo inesperado, esos regalos de la historia. Es como ir a pescar, echas el sedal en Google y tiras de cualquier historia que aparece. Normalmente devuelves al mar de información el 98% de lo que encuentras pues es trivial, o muy conocido, pero el restante 2% son pistas valiosas para una historia inédita y desconocida. Lo que estás buscando. Otras veces, si tienes suerte lo que sacas es un gran pez, la verdadera historia directamente en tu manos, un trozo en bruto de ese libro.
Así día a día construyes un texto lleno de sorpresas, un libro como el que me hubiese gustado leer de ese tema. ¿que de qué trata? pues en esta caso intento profundizar en la magia de la electricidad y en los tanteos del hombre por comprenderla. Una aventura tecnológica, cinetífica, pero sobre todo una aventura del pensamiento, digna de un mayor espacio y detalle en nuestra formación.
Me gustan en especial los fracasos, los errores fructíferos, los que ayudaron a dar con la explicación correcta. Todos los que trabajamos en telecomunicaciones vivimos cada día de la electricidad. Eléctricas son las señales que se procesan, que se almacena, que se transmiten. Nuestro Universo es eléctrico y yo estoy encantado de estar en la aventura de entenderlo y contarlo.
Escribir un libro te ayuda a entender lo que cuentas. Si no estás sumergido en la historia hasta que te empape, no puedes escribirlo porque no sabrías contar sus matices. Tienes que ser como un iceberg entre lo que cuentas y lo que sabes. Me gusta sobre todo la etapa de documentación que es larga y sorprendente, donde encuentras lo que no buscas y lo inesperado, esos regalos de la historia. Es como ir a pescar, echas el sedal en Google y tiras de cualquier historia que aparece. Normalmente devuelves al mar de información el 98% de lo que encuentras pues es trivial, o muy conocido, pero el restante 2% son pistas valiosas para una historia inédita y desconocida. Lo que estás buscando. Otras veces, si tienes suerte lo que sacas es un gran pez, la verdadera historia directamente en tu manos, un trozo en bruto de ese libro.
Así día a día construyes un texto lleno de sorpresas, un libro como el que me hubiese gustado leer de ese tema. ¿que de qué trata? pues en esta caso intento profundizar en la magia de la electricidad y en los tanteos del hombre por comprenderla. Una aventura tecnológica, cinetífica, pero sobre todo una aventura del pensamiento, digna de un mayor espacio y detalle en nuestra formación.
Me gustan en especial los fracasos, los errores fructíferos, los que ayudaron a dar con la explicación correcta. Todos los que trabajamos en telecomunicaciones vivimos cada día de la electricidad. Eléctricas son las señales que se procesan, que se almacena, que se transmiten. Nuestro Universo es eléctrico y yo estoy encantado de estar en la aventura de entenderlo y contarlo.
2 comentarios:
Adelante José en la tarea!!Seguramente será una nueva experiencia muy nutritiva...
Un abrazo
Gracias Yamil. Es nutritiva pero cansada ahora en verano, el portatil da mucho calor
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